La dualidad de GerardRelatos Románticos y Fantásticos.
Volumen V
Ana |
Edición en formato digital: mayo de 2011
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PARA MIS TRES AMORES, MIS HIJOS ANA Y RAÚL Y MI MARIDO JUANJO, SIN ELLOS HUBIERA SIDO IMPOSIBLE CREAR ESTAS HISTORIAS.
-¿René dónde te has metido. Te espera un caballero con un carruaje en la puerta?
-Ya bajo papá. Estaba colocándome la gorra de Gerard.
-Vaya hija, quiero decir hijo estás idéntico a tu hermano gemelo. No se darán cuenta que eres una jovencita. Te sienta estupendamente el traje de Gerard. Recuerda que ahora te llamas así y habla lo menos posible y trabaja mucho. Serás su secretario. ¿Te cortaste el cabello?
-Hum. Todavía no, lo he recogido en un moño muy apretado y con la gorra no se verá nada. No te preocupes papá saldremos adelante. Te enviaré el salario. Por favor procura administrar bien lo poco que nos queda, no dejes que la propiedad de la familia pase a manos del primo Forges, es muy avaricioso. Cuando regrese Gerard de sus viajes en el barco traerá mucho dinero con las ventas de las mercancías.
-Lo sé mi niña. En unos meses todo estará resuelto, las deudas pagadas y mi pequeña volverá a su hogar. Todavía estás a tiempo de rechazar el trabajo y quedarte conmigo.
-Papá ya lo hemos hablado muchas veces. Necesitamos urgentemente ir saldando cuentas con nuestros acreedores. Con la paga que reciba del hijo del Duque como su secretario, servirá para paliar un poco la deuda y como has dicho, son solamente unos pocos meses y Gerard nos rescatará de la ruina.
Nos abrazamos y besamos con todo nuestro cariño.
Salimos al exterior. No deseábamos que mi protector observara detenidamente el Castillo. Por dentro estaba casi vacío, habíamos vendido muebles, cuadros, joyas, esculturas, libros…
Únicamente disponíamos de nuestros aposentos, un comedor, un despacho y la cocina. El resto de las estancias estaban completamente vacías. Incluso todo el personal de servicio nos había abandonado porque no teníamos para pagarles.
Mi hermano mellizo nos convenció para emprender una gran empresa comercial que nos sacaría de la miseria.
El mercado de las Indias el éxito estaba asegurado. Con la compra y venta de té, especias y sedas, nos proporcionaría el mismo estilo de vida al que antes estábamos acostumbrados.
Cogí el equipaje nos dimos unas palmaditas en la espalda y un apretón de manos como si fuera mi hermano el que se marchaba a otras tierras lejos de mi hogar.
Subí al carruaje donde me esperaba el hijo del Duque.