Antes Despues

Estoy fregando y recogiendo los restos de basura.

Mis manos están mojadas y agrietadas. Sería incapaz de continuar con mis clases y mis giras.

Amo la música y he compartido con mis admiradores mis interpretaciones.

Deseaba regalar al resto del Mundo el don con el que había nacido.

Ahora las melodías vuelven a dar vueltas y más vueltas en mi interior. Mis manos ya no podrán hacer magia. 

Un terrible suceso ocurrió el mismo día en que mis padres se separaron.

Acababa de llegar de un concierto benéfico a mi hogar. Al abrir la puerta de la mansión donde vivíamos, un escándalo de voces, gritos y ruido de cristales, me asustaron. Corrí escaleras arriba hacia el dormitorio de mis padres. No los reconocía, parecían dos fieras peleándose sin sentido, chillándose y arrojándose cualquier cosa que tuvieran a su alcance. Intenté separarles y ante mi estupor recibí golpes en mi cabeza. Puse mis manos en ella y siguieron pegándome como si yo fuera la causante de su disputa. Mis manos y dedos quedaron destrozados ante su furia.

Caí al suelo con la mirada perdida, no entendía nada. Me reprochaban la mala suerte que tuvieron con mi nacimiento. Para ellos no era una niña normal, nunca lo había sido. No hablaba de ningún tema. No me relacionaba con nadie… Únicamente mi vida era la maldita música.

Las lágrimas recorrían mi rostro.

 Jamás habían intentado comprenderme. No tengo ningún recuerdo de alegría, ni afecto.

Eran dos personajes públicos metidos en política. No deseaban tener una hija que les avergonzara y no pudiera cumplir con la tradición de  mis ancestros.

Mis padres procedían de dos familias muy acaudaladas e influyentes.  Yo fui el desencadenante de sus amargos años de convivencia.

Procuraban organizar sus fiestas cuando yo no estaba.

 Más de cuatro días no me permitían permanecer en el hogar.

Las giras de conciertos estaban programadas durante años.
Solamente volvía en las fiestas navideñas para hacer una foto de familia. Representábamos  una farsa.

La propaganda y la mentira eran su base política y familiar.

Les había defraudado porque no estaba en su mismo círculo social y no me interesaban los temas que trataban, ni los numerosos jóvenes  pretendían para formar alianzas futuras.

Les avergonzaba que no pudiera asistir a sus congresos, fiestas, comidas, organizaciones benéficas…Porque no era mi mundo.

No comprendía que esperaban de mí.

Ahora que ha pasado el tiempo, me doy cuenta que no les he importado y siempre me han considerado un accidente en su alocada juventud, obligándoles a contraer matrimonio y seguir sus carreras políticas, metidos en una gran mentira como si fueran una pareja idílica.

Todo su odio y rencor lo volcaron en mí. Y ese aciago día explotaron como una bomba de relojería.
El escándalo no lo pudieron acallar. Salió publicado en todos los rotativos. Retrataban su vida llena de infidelidades, alcoholismo, posesión de drogas, extorsiones…

Sus respectivas familias no quisieron saber nada de ellos y les eliminaron de sus testamentos y de sus vidas.

Yo era el fruto del pecado de su hijos.
Intentaron encerrarme en un Hospital para enfermos mentales.

Por fortuna desbaraté sus planes y con el poco dinero del que disponía en esos momentos, me refugié en un barrio muy modesto y alquilé una habitación en una lúgubre casa de huéspedes.

 Tardé unas semanas en poder mover los dedos y conseguir este trabajo de limpiadora

Todavía faltaba un año para ser mayor de edad. No conseguiría salir adelante si seguía atormentándome por el sufrimiento.











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